Cuando tenía ocho años empecé a componer mis propias
canciones. Mi sueño era ser una gran cantante y las letras me venían a la mente
“como churros”. Cuando llegó ana a mi vida, es decir, cuando enfermé, algo en
mí se paralizó y me volví incapaz de seguir componiendo. Ya no se me ocurría
nada y, lo poco que se me cruzaba por la cabeza, pronto me parecía basura y lo
desechaba. Os preguntaréis por qué os cuento esto. Pues bien, soy consciente de
que estos últimos meses he estado desaparecida y he desatendido enormemente mi
blog. Prometí escribir ahora en verano. Llevo semanas pensando qué contaros que
os pueda resultar útil e interesante. Pero, sinceramente, no se me ocurre nada.
Me vuelve a pasar lo que me pasó con las canciones. Lo poco que se me ocurre
pronto lo deshecho y me parece banal y absurdo.
Finalmente, he optado por abrir mi portátil y empezar a
escribir sin echarme para atrás, salga lo que salga. ¿Qué tal si empiezo
contándoos cómo ha ido mi año?
Este ha sido mi último año de carrera, lo cual me ha
acarreado unas cuántas crisis personales acerca de mi futuro profesional. Para
ahorraros detalles superfluos, os diré que, sintiéndolo mucho, he descartado la
idea de hacer medicina o psicología. Sé que encontraré otras vías mediantes las
que ayudar a las personas que padecen TCA. Por el contrario, he decidido
apostar por mi sueño. Sí, todo eso de cantar como os decía en las primeras
líneas del post. Voy a volcarme de pleno en mi carrera musical: danza, canto y
teatro. Para ello, tengo que conseguir dar esquinazo a ana para siempre, ya que
este es un mundo muy competitivo y, como bien dice Melendi: “cuando crecen mis
complejos veo tu sombra ofreciéndome la falsa libertad”.
Hablando de ana, este verano he vivido una de las
experiencias más bonitas y reconfortantes de toda mi vida. Tras años de lucha,
una de mis mejores amigas a la cual conocí en uno de los ingresos por TCA y de
la cual os dejé su carta contra la anorexia en una publicación anterior, y yo,
nos hemos ido de viaje a la playa con nuestras parejas durante cinco días.
Hasta aquí todo parece normal, pero ¿y si os digo que hace apenas cinco años
las dos estábamos al borde de la muerte en una cama de hospital? Ahora la
historia empieza a parecer más bonita. ¿Y si añado que hemos encontrado dos
novios que nos cuidan, que nos aman y que saben nuestra batalla contra ana y
por ello nos quieren aun más? Cada vez parece una historia más conmovedora.
Sobra decir lo mucho que cuesta ponerse en bikini y, aun pudiendo irnos a
cualquier sitio, decidimos ir a la playa. ¿Por qué? Porque cuando estás fuerte,
cuando estás a gusto contigo misma, sobran los complejos. Porque aunque te
preocupen los tres helados que te has metido hoy entre pecho y espalda, cuando
recuerdes este viaje, la comida será algo tan nimio que ni recordarás qué
comiste, cuándo lo comiste, dónde lo comiste ni lo bien o mal que te sentiste
al hacerlo. Lo que recordarás serán las risas y los buenos ratos. Y algo muy
especial que me llevo de este viaje son las lágrimas de emoción que
intercambiábamos en silencio mi amiga y yo al darnos cuenta de hasta dónde
habíamos conseguido llegar y de que estábamos viviendo algo de lo que nunca
antes hubiésemos creído vivir juntas. De que empezaba a ser verdad aquello de
que después de la tormenta viene la calma, que después de la lluvia sale el
Sol, que todo sufrimiento tiene su recompensa…
Así que, de verdad, no esperéis siete o más años como yo
para vivir cosas increíbles como esta que os acabo de contar. Callarle la boca
al bicho de una vez e iros con vuestros amigos o con vuestra familia a
disfrutar del verano mientras os tomáis un aperitivo como el resto de los
mortales o el helado típico de después de comer en el bar del pueblo. Ir a la
playa, poneros el bañador y, en vez de mirar a cada chica delgada que pase y
comparar al milímetro cada parte de su cuerpo con el vuestro, admirar las
vistas, las olas, el horizonte… No le deis el gusto a ana de amargaros un
verano más.
Prometo escribir pronto :)
Qué alegría leer algo tan precioso, Ana.
ResponderEliminarSi te soy sincera cada un tiempo entraba en el blog con la esperanza que publicases algo y al ver que no me preocupé, pero siempre quise creer que estabas estudiando y viviendo cosas bonitas y me alegro de que realmente sea así.
Muchas felicidades a ti y a tu amiga por darle ese golpe tan enorme a ana y por encontrar a alguien que os quiera y os respete.
También mucho ánimo con eso de centrarte en tus sueños, ya verás como todo sale bien!!!
Un abrazo enorme, preciosa.
Muchísimas gracias Aire!!!!! Siento estar tan ausente... ¿Todo bien? Un besado
EliminarTienes derecho a vivir, pero es un placer leerte de vez en cuando.
EliminarTodo bien, preciosa, gracias ❤❤
Mucho ánimo a las dos! La lucha que libramos cada dia las personas afectadas por esta enfermedad es, sin duda, durísima. Sin embargo, hace que valoremos infinitamente más las cosas "normales", como comerse un helado después de comer. El sufrimiento de estos años queda compensado por las grandes lecciones que nos ha permitido aprender, aunque no nos demos cuenta de ello. Espero que tanto a ti como a tu amiga ese aprendizaje os sirva para tener una vida más plena y feliz.
ResponderEliminarSigue disfrutando de la maravillosa vida que tienes por delante, eres una mujer impresionante, valiente y luchadora.
Muchísimas gracias!! Tienes tooooda la razón y la verdad es q esperamos que sea así!! mucho ánimo! Un abrazo!
Eliminar