jueves, 23 de julio de 2015

EL RETO DE SALIR DE TU ZONA DE CONFORT

La verdad es que llevo tan pocos días con el blog activo que tengo una mezcla de sentimientos cuanto menos curiosa. ¡Ojo, todos buenos! Básicamente creo que lo que me pasa es que tengo que asimilar la gran acogida que ha tenido. Os agradezco a todos, de verdad, vuestros comentarios, vuestras palabras de ánimo, el que compartáis en vuestro facebook el blog... Tengo la cabeza embotada ahora mismo porque se me ocurren tantos temas de los que hablaros que estoy deseando hacerlo ya, sin embargo, quiero controlar el impulso, no vaya a ser que dé todo de golpe y me quede sin nada para el futuro aunque, sinceramente, espero que nunca me quede sin nada que contar, para empezar porque esto es una lucha para toda la vida y, por tanto, siempre hay batallas y retos nuevos e interesantes.

Estos días estoy en otra ciudad. ¡Gran reto! Salir de la zona de confort. Otros lugares, otra gente, otras comidas, lejos de tu familia, de tus amigos, a mesa puesta, de bares, de tapeo... Quizás os preguntéis por qué resulta esto difícil para una persona que ha sufrido TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria). 

Resulta difícil por varias razones. Por un lado, porque la gente que te apoya día a día y que te aporta cierta seguridad no está. Por otro lado, porque todos sabemos que como en casa no se come en ningún sitio, que la comida de mamá es única y nos la sabemos, pero que fuera de casa la elaboración de la comida es una incógnita. Si vas a un bar o a un restaurante puedes elegir algo de la carta, pero ¿y si vas a mesa puesta? ¿Y si no te gusta lo que te ponen? ¿Y si estás lleno y no puedes más? Ante todo, calma, hay que relativizar, nadie se muere por estar cuatro días fuera de casa a mesa puesta. Olvídate de todo y disfruta esos cuatro días porque no van a volver, son únicos. Céntrate en descubrir nuevos sabores, charla con la gente que tienes alrededor y, lo más importante, disfruta del momento. En unos años, o incluso en unos meses, recordarás estos días por la gente que conociste, por lo que aprendiste, por los lugares que visitaste, por lo bien que lo pasaste... No por si comiste postre o te lo dejaste. Eso no es importante. Pero si montas "numeritos", si no comes, si te vas a vomitar, etc, etc, entonces los recordarás como cuatro días horribles en los que recaíste y olvidarás el resto. ¡Qué pena! Yo elijo la primera opción, no sé vosotros.

Tampoco hay que ser brutos. Si te llena mucho la comida y no te cabe el postre, da las gracias y recházalo, di que estás lleno. No pasa nada. Todo el mundo lo hace. Pero es importante ser conscientes de si lo estamos dejando porque estamos llenos y sino vamos a explotar o si estamos poniendo esa excusa para no ingerir más calorías.

Espero que esta pequeña reflexión os anime a luchar y a todos aquellos que no padecen anorexia pero tienen gente cercana a que entiendan el reto tan grande que se plantea en una situación así y el logro que supone superarlo con éxito.

Querida Ana / querido bicho, en cuanto a ti, creo que te estás quedando sin flechas en el arco. Cada día hago mi escudo un poquito más grande. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario